Cuando una red cableada se congestiona, la compañía telefónica o de cable puede agregar más conexiones físicas, en cambio, los proveedores de servicios inalámbricos no pueden hacer lo mismo, asignar otro canal de radio a una red, ya que tienen licencia para utilizar partes fijas del espectro radioeléctrico.
Aunque las redes de próxima generación que se están construyendo hoy día permitirán el envío de muchos más datos a lo largo de una porción determinada del espectro, es poco probable que puedan seguir el ritmo de la demanda, que crece a un 55 por ciento anual en América del Norte. Cuando la gente tiene acceso a un mayor ancho de banda, su apetito crece proporcionalmente.
Un mayor peso sobre la red provendrá de los módems de banda ancha utilizados por grandes dispositivos como portátiles, tabletas, e incluso ordenadores de escritorio. La firma de investigación Infonetics cree que para el año 2013, más norteamericanos por ejemplo, se conectarán a Internet con banda ancha móvil que con cualquier otra tecnología.
Bajo el temor de sufrir una versión del "problema del iPhone" de AT&T (los usuarios del dispositivo de Apple congestionaron la red, dando lugar a la interrupción de llamadas), las compañías están invirtiendo en técnicas para predecir y disipar la congestión de datos. Las compañías dedicadas a la venta de hardware y software para administrar grandes cantidades de tráfico inalámbrico están informando acerca de un cada vez mayor interés por parte de los preocupados proveedores de servicios.
El desarrollo de configuraciones de redes inalámbricas más flexibles, robustas y eficientes resulta posible solamente si se utilizan esquemas radicalmente distintos, por ejemplo basados en el concepto de comunicaciones cooperativas, que posibilitaría la creación de nuevos servicios en áreas como la salud, la seguridad, el medio ambiente o la inclusión. Por ello, se ha aglutinado en un mismo proyecto a los principales investigadores españoles procedentes de diferentes disciplinas con el objetivo de desarrollar nuevas teorías y herramientas que avancen en este terreno.
Además de dedicarse al estudio de una mayor capacidad en las redes de comunicaciones, también se abarcarán las redes de sensores. En este ámbito, los investigadores tratarán de desarrollar redes inteligentes que no solo sean capaces de transmitir datos sino que tengan también la capacidad de medir su entorno, detectar, localizar y reaccionar adecuadamente a sucesos, predecir fenómenos físicos, subsanar incidencias y organizarse de forma autónoma e incluso aislar a nodos que funcionen de forma inapropiada. Es decir, actuar y modificar su comportamiento para llevar a cabo una tarea de manera autónoma, como podría ser, por ejemplo, mantener la calidad del agua con biosensores y bioactuadores que inyecten ciertas sustancias cuando detectan cooperativamente esta necesidad. Sin embargo, la teoría fundamental necesaria para comprender y diseñar de forma óptima estos sistemas, es aún, en gran medida, desconocida.
Según el profesor que dirige el Grupo de Sistemas de Información y Comunicaciones (GSIC), Baltasar Beferull, "se necesita avanzar en la caracterización teórica de las redes de sensores y esto sólo puede lograrse mediante la sinergia entre diferentes disciplinas que tradicionalmente se han estudiado de forma independiente, como son la teoría de redes, la teoría de la información y el aprendizaje estadístico. Si las combinamos con un apropiado desarrollo de algoritmos y evaluación de su implementación, podremos obtener un impacto significativo en importantes aplicaciones prácticas para la sociedad y para la ciencia".
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